De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar
se me dibujo esta sonrisa; conozco tanto el piso que solo miro el cielo; toqué
tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré; me asombra
tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo misma; tuve que sentir la
soledad para aprender a acompañarme; intenté ayudar tantas veces a los demás,
que aprendí a esperar que me pidan ayuda; hago solo lo que debo, de la mejor
forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran; vi tantas liebres correr
sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.